EL CAPITAN GENERAL O Ls e ES y GOL Dresttente de La Diepública, AL EJERCITO ESPEDICIONARIO. —— Y 0 KA —— ¡Soldados! Tustico de vuestro heroico comportamiento en la corta pero penosa campaña que acabamos de hacer, puedo decir con orgullo al pais que os confió la defensa de su honor, que os habeis mos- trado en esta ocasion tan valientes y sufridos como nunca. El enemigo os aguardaba oculto detras de sus trincheras. Vo-= sotros os arrojasteiss á recibir la muerte, presentando desnudo vuestro pecho á los tiros de los que apenas se atrevieron á salir de sus baluartes. : Coatepeque, ocupado por algunos de vosotros, dará fé siempre de vuestra audacia indomable. Sino babeis recojido los laure- les del triunfo, cuando ya los tocaban vuestras manos; si rendi- dos por la fatiga, por el hambre y por la sed, despues de dos dias de combate encarnizado, habeis tenido que retiraros, salvan- do vuestras banderas no insultadas jamas impunemente, y condu= ciendo vuestra artilleria, nadie negará á vuestro ardimiento el ho- menaje de admiracion y de respeto 4 que tiene lejítimo derecho. No estabais precisamente obligados á triunfar; estabais obligados á combatir y lo habeis hecho con un esfuerzo tal, que estoy se- guro dejará una memoria indeleble en el ánimo de vuestros mis- Ios enemigos. : El valor y la energia de vuestros Gefes y oficiales merecen toda la gratitud y el reconocimiento del pais. Aquellos de vuestros compañeros de armas que han muerto con gloria delante de Coatepeque, dejan su nombre consignado hon- rosamente en esa página de nuestra historia. La memoria de esos valientes nos será siempre querida. ¡Sonvavos! —Un hecho de armas que no ha sido coronado con un éxito feliz, no empaña el honor militar, cuando se ha peleado como vosotros lo habeis hecho, ni puede oscurecer el brillo de triunfos anteriores. Guatemala os continúa su confianza y conserva bajo la salvaguardia de vuestro valor, su independencia y su dignidad. Estoy seguro de que sabreis siempre defender tan sagrados intereses. En cuanto 4 mí, me habeis visto á vuestro lado en los dos dias del combate, sin que decayera mi ánimo, derrotando dos veces al enemigo que salió de sus trincheras, creyendo que estabais deshe= chos. Testigos de esto son los Generales- Zavala y Cruz, que me acom= pañaban en union de un puñado de valientes. Dios no ha querido recompensarnos con la vieloria; respetemos sus decretos y confiemos siempre en que El protegerá nuestra justa Causa. Recibid, Gefes, oficiales y soldados del Ejército espedicionario, la espresion sincera de mi afecto y reconocimiento. Arrazola, Marzo 3 de 1863. Rafael Carrera.