A los hondureños. Ciudadanos: cuando el horrible drama del 11 de Enero abrió para Honduras, la época mas azarosa que cuenta su historia: cuando las pasiones desencadenadas rugiab y una anarquía sin ejemplo era el por-venir que se presentaba á este infortunado país, las municipalidades aliadas de Opoteca, Miambar y Si- guatepeque en tan deshecha tormenta no vislumbraron mas que un rayo de luz, y en él, con ese instinto salvador que los puex blos pacíficos y aleccionados por la experiencia de nuestras des- gracias abrigan en su seno; fijaron su mirada.— Esa loz fué la autoridad lejítima, única sajvadora: el llamamiento al Poder Su, premo del Exmo. Sr. Vice-Presidente D. Victoriano Castellanos, Esa voz levantaron los pueblos de Honduras. — El Sr. Castella- nos moribundo se presenta á las orillas de Zumpúl, con el oli- vo de la paz en uba mano, y la Constitucion en otra.— Estas fueron sus armas, estos fueron los ejércitos cen que entró á un campo de ruinz%” y escombros, donde las bastardas pasiones lu- chaban, donde ¡ambiciones ¡lejítimas al Poder Supremo, po- nian todos sufi céursos en juego para escalarlo— Pero el Sr. Castellanos conjura la tormenta, sin auxilios extraños, y sin mas poder que su palabra, su respetabilidad y su patriotismo; salva la Patria. Y á este hombre que ha hecho sacrificios tan inesti- mables, á este hombre que llamó á todos los hondureños sus hijos, se le ha correspondido con la mas negra ingratitud, por aquellos que mas hubia favorecido: se le mina su poder, se a- tenta contra su persona, y se pretende derrocar una autoridad, toda de paz, de amor por los hondureños.— Las Municipalida- des y los pueblos aliados, no han podido ver, sino llenos de Ja mayor indignación el atentado del Y de Octubre y las demas combinaciones revolucionarias que se han descubiertv.— Parí- ficos cual ninguno, nosotros hemos aprestádonos en defenza de la autoridad lejítima, y los Opotecas y sus aliados, estamos listos, para defender con nuestras vidas, la del Sr. Castellanos, por que el es símbolo de la paz, de la libertad y de las ga- rantíns de los Hondureños.— Nosotros pues, juramos defender- lo y sostener su autoridad, hasta el último trance — Venimos á llevarlo, á custodiar su persona, y cualesquiera interpretacion indigna que se dé á nuestra conducta, nosotros respondemos, que no nos anima, nila ambicion, ni ningun espíritu de par- tido.— Honduras es nuestra Patria, y defendemos al Salvador de Honduras, Los Opotecas. Vegncigalpa, Octubre 20 de 1862, Imprenta de la Universidad de Honduras.