MANIFESTO. — > Y AEAKÚÑÁXÁ——_—— ASES AY en la vida de las naciones ciertas circunstancias en que no es dado guardar silencio á aquellos á quienes por providencia divina les ha tocado estar encomendados de la suprema autoridad. Por esta razon he tenido, conciudadanos guatemaltecos, que diriji- ros la palabra en varias ocasiones en el transcurso del tiempo en que, por diferentes títulos, he sido llamado á intervenir en los negocios públicos. Invariable en mi propósito de hacer el bien, todos mis es- fuerzos se han dirijido á este fin; y cuando por errores lamenta- bles se nos ha hecho la guerra, ó fomentádose las inquietudes interio- res, me he consagrado al servicio de la campaña, en donde el soldado me ha visto participar con gusto de sus fatigas y sus glorias. Encargado últimamente, á mi pesar, del Gobierno, cuyas es- pinas y dificultades nunca se me han ocultado, aun cuando tenia de ellas menos esperiencia, me he dedicado cuanto me ha sido da- ble á cerrar las heridas que habian dejado muchos años de revo- luciones, y á que respetándose fundamentalmente la relijion, las personas y propiedades, adquiriese asi nuestro pais el crédito que habia perdido, y que irá dándole un lugar distinguido en el mundo. Tales han sido mis miras, y el resultado favorable, mediante la pro- teccion divina, está á la vista de todos. En tales circunstancias, bastante satisfecha mi ambicion con los testimonios de aprecio y honor que se me han dado en tantas ocasiones, á nada aspiraba sino á descansar alguna vez de una vida que ha sido bastante ajitada, cuando inesperadamente se invo- ca de muevo mi nombre, sin duda mas bien con la idea de afian- zar el poder y la autoridad, que con la mira de engrandecer mi persona; y aunque este testimonio de afecto y de confianza obliga mas y mas mi gratitud, no por eso debo dejar de llamar la aten- cion de las autoridades todas hácia lo delicado del importante paso que se trata de dar, con el fin de queen todo evento no se siga de él ningun trastorno en el órden que felizmente existe. Pudiera suceder que hubiera personas que se equivocasen creyen= do que se trata de anular la Ácta constitutiva en los principios fundamentales que establece en favor de la seguridad de las per- sonas y de las propiedades; por mi parte, debo protestar que es- toy lejos de abrigar tal idea, y mucho menos me prestaria á ejercer ningun cargo bajo tan onerosas condiciones. Respecto á mis servicios, siempre he dicho que estaré dis- puesto á prestarlos en favor de Guatemala y de mis compatriotas, y lo haré en todas circunstancias Sin necesidad de nuevas demos- traciones de su parte; pero estoy en el caso de manifestar que nada me causaria mas pena que el ver alterarse la armonia que debe ha- ber entre todos, cuando mis esfuerzos constantes se han dirijido á establecer la union y la' concordia, únicos fundamentos sobre los cuales las naciones pueden engrandecerse y prosperar. Guatemala, junio 22 de 1854, Rafael Carrera.