EL CRIMEN za Patria estuvo en el dintel de la desgracia. Los sicarios del crímen, los esbirros quisieron manchar el estandarte bicolor, y como muy alto lo ha enarbolado la mano prepotente de Estra- da Cabrera, no les fué posible llegar siquiera al pié del asta en que flamea. Los enemigos del orden en hora nefasta, convertidos en buitres, qui- sieron llevarse en sus alas negras á una alma que iba inocente en el camino de la vida, llevando en sus manos el estandarte de la paz y en su frente la aureola resplandeciente de la instrucción. Pero los detractores de la Patria y de tan ilustre personalidad, son por fortuna muy pequeños. Los abyectos son pigmeos. No pueden ni podrán llegar jamás donde el águila gigante se cierne orgullosa y altiva, porque más de una vez les ha vencido en el campo de la lid y en el campo hermoso de la ¡idea ¡1¡¡Nó!!! la providencia vela siempre por las almas buenas. La misma fatalidad huye despayorida y se revoca implacable como eterno baldón á los infames. Ayerígiiese el hecho, ditúndase luz al rededor de tan palpitante como enigmático asunto. dilucdíese la incógnita, y una vez, despejado el punto hasta hoy obscuro é impenetrable, que caiga sobre sus autores todo el peso de la ley: así lo quiere la justicia y la conciencia honrada de un pueblo culto y viril. Francisco Javier Moreno T. Antonio Menéndez M. Jutiapa, mayo de 1907. TIP. LA UNION.