AL PÚBLICO. El que obra la beneficencia, tendrá siempre que llorar la ingratitud.—S. M. E. XL Eto es una cosa nueva entre los hombres la calumnia, pues la historia con- signa en sus pájinas el fatal recuerdo de la aparicion de este monstruo erj- minal en la sociedad; gue si bien de pronto puede sorprenderla, y comprome- ter la reputacion y buen nombre de una persona, mas tarde la verdad viene á desmentirla ante la sociedad misma, y herida con los ray0s inequivocos de su es- plendente luz, la arroja en union de sus sectarios en vergonzosa confusion. No siendo mi intento mas que dar al público una lacónica manifestacion, omitiré hablar como pudiera; pues, á mas de la persuasion íntima que tengo, de que para una sociedad “sensata, son inútiles estas manifestaciones, me sería tambien indispensable tocar con personas á quienes denigraría públicamente, presentándolas desnudas de la máscara de hipocresía, y revestidas con el yer- dadero colorido, que se merecen por sus criminales acciones; y aunque es ver- dad que he sido ajado por ellas, jamás he pensado sino es en compadecerlas, mayormente hoy que la sociedad entera las señalg coi el dedo de la repro- bacion. Por tanto, pues, me limito á decir, que los injustos cargos que se me hicieron por esas mismas personas en quienes desiba caer mis beneficios, co- mo quien arroja la semilla de una frondosa flor en la estéril arena del mar, se han ventilado detenidamente ante la superior autoridad de esta Capital, quien en cumplimiento de su deber, y en obsequio de la justicia, despues de haber escuchado á ambas partes, ha declarado mi inocencia, absolviéndome de dichos injustos cargos. Guatemala, Enero 29 de 1860. J. Mariano A. Urrútia. ÍNSERTO LA SIGUIENTE CARTA QUE RECIBÍ DEL SR. VANDE-GEHUCHTE: Sr. Presbítero D. J. Mariano A. Urrútia: Muy Sr. mio: U. se servirá dispensarme, si me tomo la libertad presente carta, pues estoy obligado á confesar que soy un hombre de un particular, bien que mo malo. Estoy muy pronto á cojer cólera : mentos no hago y no digo mas que tonterías; pero despues me vuelve siento la necesidad de descargar mi conciencia de cualquiera $ esto no puedo ménos de venir á suplicar á U., se sirva consi nosotros, como no habido; le pido perdon por mis malas accio obrado mal. No le pido me devuelva su amistad, esta es cosa imposible, pero espero se va valerme su consideracion. Escribo esta sin la intervencion, la influencia, ó los consejos de nadie, sino solo los de mi corazon. Soy de U. su seguro servidor.— Agustin Vande-gehuchte.